El tesoro líquido de la Serra de Tramuntana
Olivos centenarios cultivados en bancales, temperaturas suaves y aceitunas de la variedad empeltre, arbequina y picual producen un aceite de excelente calidad que lleva impregnado el sabor y aromas del Mediterráneo.
De sabor suave y calidad extraordinaria, el aceite de Mallorca surge de olivos centenarios que aún se mantienen en la Serra de la Tramuntana. Cultivados tradicionalmente en bancales, estos árboles son responsables de los paisajes más fotografiados de la Serra. El aceite mallorquín de oliva extra con Denominación de Origen se extrae de las variedades empeltre (o mallorquina), arbequina y picual. Si a todo esto se suma el clima de la isla, el resultado es un aceite suave y dulce, sin rastro de amargor o picante.
La excelencia del Aceite de Mallorca ya era conocido en tiempos de los romanos. En el siglo XIII ya se exportaba el aceite fuera de nuestras fronteras, y ya en el siglo XVI, se extendió su cultivo y producción sobre todo por la Serra, donde muchas fincas contaban con almazara propia. Era tal su prestigio, que durante casi 300 años se convirtió en moneda de cambio y a finales del siglo XIX suponía hasta el 80 por ciento de las exportaciones insulares. Como no podía ser de otra manera, el Archiduque Luis Salvador de Austria se fijó en las cualidades del aceite mallorquín y en su famoso libro Die Balearen lo recomendaba para preparar el tradicional pa amb oli .
Una buena manera de descubrir los paisajes de los olivos o conocer de primera mano el proceso de elaboración de este exquisito manjar es recorriendo algunas de las rutas de la Serra de Tramuntana, en Orient, Sóller o Biniaraix o visitando alguna de las almazaras que mantienen viva esta tradición.
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