La Catedral de Mallorca es uno de los principales reclamos turísticos de la isla, millones de instantáneas son capturadas cada día por los visitantes quienes, maravillados por esta joya de la arquitectura gótica, exportan este icono a cualquier rincón del mundo.

Es una catedral singular en el mundo y las historias que atesoran cada uno de sus detalles podrían acaparar un día entero tu estancia si la recorrieras con algún historiador. Aunque se trata de un lugar bastante agitado en cualquier época del año, hay dos días del calendario en los que La Seu se convierte en una auténtica procesión de personas dispuestas a vivir con solemnidad un momento único.

Es la alineación de sus dos rosetones. Ocurre cada día de la Candelaria y de San Martín (2/2 y 11/11 respectivamente). Afirman los especialistas que los rosetones no fueron construidos expresamente para propiciar este fenómeno, lo que todavía causa mayor interés entre el público.

Los primeros rayos de la mañana que iluminan la fachada principal, desencadenan una explosión de color que procede de las 1.116 piezas de cristal que componen el vitral mayor, también conocido como Oculus Maior o Ojo del Gótico.

La orientación del templo, en cambio, sí que es intencionada. El campanario se dirige hacia la Meca, puesto que allí se encontraba anteriormente el minarete de una mezquita.

Si no puedes asistir a este fenómeno te recomendamos igualmente la visita a la catedral. Detente durante unos minutos ante el rosetón mayor y aprecia su belleza y la calidad de sus detalles. Te encuentras ante el más grande de los rosetones de todas las catedrales góticas europeas y también uno de los más grandes de la historia del cristianismo.

Mide aproximadamente 13 metros de diámetro y tiene casi 100 metros cuadrados de superficie. Construido en 1370, el famoso rosetón mayor de La Seu es un orgullo para los locales y el catalizador perfecto de nuestra joya más aclamada: la Catedral de la Luz.