Un lugar seguro para las barcas, imprescindibles para la pesca
Refugios para alejar las barcas de la furia, impredecible, del mar. Las embarcaciones protegidas son de pequeño tamaño y se dedican a la pesca para el consumo familiar o al transporte de bienes pequeños. Se localizan en diferentes puntos de la costa.
En la mayoría de los rincones de la costa mínimamente protegidos de los fuertes embates de la mar, se pueden ver casetas con sus guías o gradas de madera pulida, ensebada, en pendiente hasta el agua. Están construidas con piedra y una cubierta más o menos elaborada; a veces son enteramente de madera, muchas de ellas arrojadas por el mar a la costa. Dan sombra a los “llaüts” y botes, sacados del agua con ayuda de la grada dotada de guías de sabina y travesaños sobre los que descansan los costados y la quilla de la embarcación. Esta es izada con ayuda de un juego de poleas o polispasto y un torno colocado en la parte más alta del varadero. La experiencia ha indicado donde construir estos refugios en seco para barcas, en el límite de los temporales más violentos. Aun así, en los años de grandes marejadas, se oye decir de tal o cual varadero que ha sido barrido por las olas. El mar reclama sus tributos incluso cuando están en tierra. Por ello se les puede considerar arquitecturas efímeras, expuestas más que ninguna otras, a los elementos.
Los varaderos ("escars") están declarados Bien de Interés Cultural. Destacan los de Es Caló y de el Torrent de s'Alga.
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