•  Iglesia blanca

    Los secretos mejor guardados de la isla

    La Formentera más auténtica: vinos, puestas de sol, senderos y fiestas. En bici y a caballo.

  •  Camino faro

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  •  Puesta de sol en la playa

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    La Formentera más auténtica: vinos, puestas de sol, senderos y fiestas. En bici y a caballo.

La Formentera más auténtica: vinos, puestas de sol, senderos y fiestas. En bici y a caballo.

Día 1: Un invierno en Formentera

Sant FrancescFaro La Mola

Formentera es un destino ideal para escaparse unos días en invierno y desconectar de todo, tanto si viajas con niños como con amigos o en pareja. La isla te acogerá con los brazos abiertos y te ofrecerá su lado más auténtico: los lugareños inmersos en sus quehaceres diarios, con su ritmo pausado y sus rutinas habituales. Poco o nada que ver con la Formentera del verano.

Pero, desde luego y a pesar de lo que muchos puedan creer, en invierno la isla no se duerme, más bien al contrario: ahora es cuando podrás ver la Formentera de siempre. La de verdad. Sin avalanchas de turistas, sin prisas, sin colas, desde la más pura calma y naturalidad. La isla renace con todo tipo de actividades y eventos festivos y culturales, citas especiales que se suman a las múltiples obligaciones que impone el campo y la vida local: vendimias y elaboración de licores, las tradicionales matanzas de ganado (generalmente cerdo, tradición en la que se elaboran los más variados embutidos típicos, como el botifarró y la sobrasada), las entrañables fiestas de Navidad...

En tu primer día en Formentera aprovecha para pasear por el centro de la capital, el pueblo de Sant Francesc. Siéntate en el Café Matinal con uno de sus desayunos caseros a ver pasar a la gente y a leer tranquilamente un libro o el periódico. Disfrutarás de la calma de la isla en esta época del año y tendrás un punto de partida perfecto para poder pasear y sumergirte en sus rutinas diarias.

Si viajas a Formentera en diciembre, cerca ya de las fechas de Navidad, te encontrarás con uno de los mercadillos más famosos de Baleares, el mercadillo navideño de Sant Francesc. Se trata de uno de los principales atractivos de la isla en invierno y es un punto de encuentro indispensable para los que residen en Formentera todo el año.  Empezó a celebrarse hace más de una década y, desde entonces, ha ido creciendo e incorporando diversas actividades: además de objetos de artesanía local, decoración de Navidad y gastronomía típica, el mercadillo ofrece actividades para niños, actuaciones de música en directo y exposiciones colectivas de artistas de todas partes del mundo.

Tras dedicar la mañana a disfrutar del ambiente de la capital, pon rumbo a la zona del Pla de La Mola. Esta planicie de Formentera, que se puede recorrer andando o en bicicleta (en total son unos 12 km de extensión hasta el magnífico faro de La Mola), es donde encontrarás los paisajes más bellos de viñedos e higueras, dos de los elementos que más hablan de la tradición de la isla. Las higueras que verás en Formentera hablan de historia y pasado y son auténticos caprichos de la naturaleza que no podrás dejar de fotografiar. Cuando pongas dirección a La Mola desde Sant Francesc, pasa por Sant Ferran y toma la carretera que te llevará al faro. En ella, a la altura del kilómetro 9, verás a un lado la que llaman Na Blanca d'en Mestre, la gran higuera de Formentera, considerada ejemplo de construcción orgánica: su enorme copa está sostenida por 200 puntales ahorquillados de madera que le dan forma de bosque sobre el campo.

Siguiendo la ruta, los vinos de Formentera, que tienen ya su indicación geográfica protegida, merecen un alto en el camino. Las bodegas Terramoll, que pertenecen a esta zona de La Mola, están abiertas a las visitas en invierno y ofrecen la posibilidad de realizar catas y conocer todo el proceso de elaboración de sus caldos. La otra bodega que existe en Formentera, ubicada en la zona que le da nombre, Bodegas Cap de Barbaria, también funciona todo el año y puedes aprovechar para ir a tomar unos vinos allí mientras cae el sol. Tanto en La Mola como en el Cap de Barbaria podrás cerrar tu día con unas vistas de excepción del Mediterráneo, sobre increíbles acantilados y con un ocaso digno de postal.

Día 2: Aventuras a caballo y en bicicleta

Atardecer FormenteraHigueras Estalonadas Formentera

Es probable que nunca te lo hubieras planteado pero, si te animas, seguro que no te arrepentirás. Dado que dos días en Formentera siempre te dejarán con ganas de más, trata de sacarle el máximo partido a tu tiempo y este segundo día opta por descubrir los secretos mejor guardados de Formentera a caballo y en bicicleta. Con solo 83 km2, podrás recorrerla sin problemas en una jornada e incluso desplazarte varias veces de punta a punta, a tu antojo.

Piensa que el vial de comunicación más importante es de menos de 20 km y que las rutas y circuitos que se ofrecen en la isla no suelen superar la hora y media andando o la media hora en bicicleta. A caballo la experiencia es muy distinta y, si no has montado nunca, lo mejor es que optes por una excursión guiada y sencilla. Una ruta a caballo muy interesante que puedes hacer de buena mañana, tras desayunar en la zona de La Savina, es la que te llevará por el Estany del Peix, una de las áreas húmedas con más riqueza natural de la isla.

El punto de partida de la ruta a caballo es el Centro Hípico de Formentera, ubicado a medio camino entre La Savina y Sant Francesc. Desde allí tomarás la dirección al Estany del Peix y enseguida el camino de Portossaler, llegando en unos minutos a la zona del humedal y el lago.

El estanque es uno de los puntos de Formentera más protegidos de los vientos, una bahía casi cerrada cuyas aguas permanecen prácticamente inalterables durante todo el año. Salvo los días de temporal en el mar, podrás cabalgar por la playa tranquilamente e incluso pedirle al guía margen para darte un baño de invierno. Eso sí, el baño es solo para valientes porque las aguas del Mediterráneo, aunque en calma, están muy frías en estos meses.

La ruta en sí misma es de una hora a caballo por lo que te quedará aún mucha mañana por delante. De vuelta al Centro Hípico, deja el caballo y pásate a la bicicleta. Ahora la aventura va sobre ruedas: irás mucho más rápido y a tu aire y podrás acercarte a todos los rincones de la isla que tú quieras. Por ejemplo, recorre los senderos que conectan las playas de Levante e Illetes, como el Camí de la Guía, y, a medida que se acerque el mediodía, pon rumbo a Els Pujols. Allí te espera para almorzar uno de los bocadillos de jamón más famosos del Mediterráneo, el que preparan en El Gran Ibérico.

Cuando hayas repuesto fuerzas, toma de nuevo la bici y pon rumbo a El Caló, recorre los caminos rurales del Pla, párate en el centro de El Pilar de la Mola para tomar un refresco y sigue rodando ahora en dirección a El Migjorn y el Cap de Barbaria: el objetivo es que pongas punto y final a tu jornada con el recuerdo de la que está considerada una de las mejores puestas de sol del mundo.

Aunque la de Cala Saona es impresionante, ver caer el sol desde el Cap de Barbaria es pura magia. Quizás sea por la majestuosa figura de su imponente faro silueteada por los tonos rojizos y anaranjados del ocaso o por la singularidad de la superficie del acantilado, completamente rocoso y desértico, con pequeñas formaciones muy escarpadas mirando al mar. O simplemente porque es el lugar más al sur al que puedes llegar de todo el archipiélago balear, lo cierto es que el Cap de Barbaria, conocido por muchos por ser el protagonista ajeno de una de las escenas de la película Lucía y el sexo, de Julio Medem, tiene algo especial, sobre todo en invierno: sin gentío alrededor. Solo tú y el mar.

Una vez que se ponga el sol, toma la bici y regresa al centro de la isla. Destino: Can Dani, el restaurante por excelencia de Sant Ferran y que está abierto durante todo el año con un ambiente siempre perfecto. Aquí podrás darte un homenaje en tu última noche en Formentera probando alguna de sus especialidades más originales o apostando por los platos que más hablan de la cocina de siempre de esta isla única.


Puntos de interés

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