Iglesia fortificada, construida entre 1726 y 1737, y posteriormente ampliada con una sacristía adosada. Es un volumen macizo y austero, con muros encalados y sin ningún elemento ornamental. La puerta, forrada de chapa de hierro, está protegida por una buhonera desde la cual se podía disparar a los asaltantes que quisieran forzarla.

En su interior, formado por una sola nave con cubierta de bóveda medio cañón y capillas laterales de poca profundidad para no adelgazar el grosor de los muros, sobresale una pila bautismal sobre cuyo origen hay discrepancias. La mayoría de imágenes son nuevas puesto que las más antiguas se perdieron en la Guerra Civil.

Junto a la iglesia se levanta el brocal de la cisterna que recoge las aguas de lluvia precipitadas sobre el templo. El reducido cementerio, en la parte posterior, se ha restaurado y habilitado para las visitas.