El museo presenta de manera atractiva un compendio del arte mundial, con obras de artistas como el misterioso Domenico Gnoli, instalaciones de Rebecca Horn, el enigmático Juke Blue de James Turrell o el árbol de los deseos de Yoko Ono; la Colección Nins, de retratos de niños del s. XVI hasta el s. XIX, obra de grandes maestros; arte marroquí con obras de Tahar Benjelloun o la fotógrafa comprometida  Leila Allaoui, expuestas en el singular ribat construido por el arquitecto de los pobres Hassan Fathy; y el Espacio Sokrates con obras de Miquel Barceló, José María Sicilia, Jannis Kounellis, Gerhard Merz y Dolores Vita, entre otros objetos de las culturas asiáticas o africanas.

Junto al museo se puede disfrutar de un hortus conclusus o jardín medieval murado, ornado por más de cien variedades de rosas, y otros espacios mágicos como el Observatorio, donde conviven la cueva acuario de los Jakober con la cámara oscura de la fotógrafa Nilu Izadi, que refleja e invierte el mar en el interior de un bunker. En esta visita inolvidable, uno no debe perderse la colección de animales fantásticos del parque de esculturas diseñados por los artistas fundadores, Yannick y Ben Jakober.