Un delicioso plato histórico
El recetario mallorquín bebe de la tradición medieval, como es el caso del frito mallorquín. Una delicia que no te puedes saltar en el viaje gastronómico por Mallorca.
El frito mallorquín es toda una institución en la gastronomía insular. Se trata de una fritura con carne de cerdo, guindillas, ajo, pimienta, laurel, hinojo, clavo y canela. A todo esto se le añaden ya fritos patatas, pimientos rojos, cebolletas y habas tiernas.
La receta se remonta al siglo XIV, apareciendo ya en el Llibre de Sent Soví, y va variando según la estación, añadiendo ingredientes como la alcachofa o las habas tiernas. Se cree que tiene origen sefardí, dado que hay platos similares en la gastronomía judeo-sefardí y árabe, aunque varía la carne.
El frito mallorquín es un plato versátil, que cambia de nombre según los ingredientes. Así, el frito de matanzas se elabora normalmente en época de la matanza del cerdo con la carne del animal y el frit de Pascua se cocina con carne de cordero en lugar de cerdo. El frit mariner, por su parte, sustituye todos los ingredientes cárnicos por sepia, mejillones, gambas y rape, entre otros productos del mar.
Lo podrás encontrar en los típicos cellers, lo que antiguamente eran bodegas hoy reconvertidas en restaurantes de cocina tradicional, sobre todo en la Part Forana (más allá de Palma), destacando sobre todo Inca, Sineu y Petra.
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