Castillo Sant Felip

Situado en la orilla sur de la bocana del puerto de Maó, el castillo de San Felipe fue diseñado por el ingeniero Juan Bautista Calvi, para defender el puerto de ataques e invasiones piratas. Se decidió su construcción tras el ataque protagonizado por el pirata Barbarroja a la ciudad de Maó (1535), que arrasó la ciudad y esclavizó a más de 3000 mahoneses. 

Originalmente, el castillo tenía planta cuadrada con 4 baluartes en cada una de las esquinas, además de estar rodeado de un foso, aunque tras la conquista británica y posterior anexión de la isla de Menorca a la Corona Británica en 1713, los ingenieros británicos le dieron más profundidad y amplitud, construyendo alrededor del antiguo castillo español nuevas contraguardias, revellines y lunetas, con sus respectivos fosos que se enlazaban unos a otros en distintos niveles, dándole su característica forma de estrella de 8 puntas, convirtiéndolo así en una de las mayores fortalezas de la época.

Fue conquistado en 1756 por las tropas francesas y rendido también a las tropas españolas en 1782, recuperando Menorca para la corona española tras un duro asedio de seis meses. Carlos III ordenó su demolición para que la isla no fuera apetecible de nuevo para las potencias extranjeras. Fue recuperado de nuevo por los británicos en 1798 e inmediatamente se llevaron a cabo obras para su reparación y reconstrucción. Tras la paz de Amiens de 1802, Menorca vuelve a España  y el castillo de San Felipe es definitivamente demolido e inutilizado.

Actualmente puede visitarse una zona de la obra exterior del mismo, así como sus galerías subterráneas, en parte recuperadas gracias a la labor del Consorcio del Museo Militar de Menorca.