Un colorido paseo de una gran belleza arquitectónica y un patrimonio envidiable
El Modernismo llegó a Sóller a finales del siglo XIX gracias a los movimientos migratorios de sus habitantes, ellos importaron el Art Noveau de una Europa más moderna. Arquitectos como Antoni Gaudí, Joan Rubió y Bellver o Antoni Castanyer construyeron verdaderas maravillas en Sóller y en Palma.
Era el siglo XIX. Sóller había sido testigo ya de varias crisis agrarias y, en consecuencia, algunos de sus habitantes habían emigrado. Cuando volvió la bonanza regresaron a su pueblo natal, enriquecidos y contagiados de la fiebre modernista que reinaba en la Europa de ese momento. Así es como Sóller redefinió su estilo urbano en favor de los ornamentos, la estética y la moda. Un paseo por este hermoso pueblo nos trasladará a esa época en la que Sóller respiraba nuevos aires llegados de ultramar, y comprobaremos como todo ello convive en perfecta armonía con la imagen rural que también reina en esta villa.
En Sóller, al igual que en Palma, se concentran el mayor número de edificios marcados por la huella del modernismo. Durante este paseo el viajero tendrá la oportunidad de descubrir la nueva estética que invadió fachadas e interiores, introduciendo la nota colorista en la ciudad. Un arte total articulado bajo una vocación ornamental cuya fuente de inspiración es la naturaleza misma en todas sus formas, que afectó no sólo a la arquitectura sino también a la escultura, la pintura y las artes aplicadas.
Abre bien los ojos y disfruta de la emblemática Iglesia de Sant Bartomeu, declararada Bien de Interés Cultural, del Banco de Sóller y su clara influencia gaudiana, de los casales como Ca la Nena, Can Moiana y Can Massana. Visita obligada al museo modernista Can Prunera, los casales Can Magraner, Can Dolç y Can Cremat y para terminar el enigmático Cementerio de Sóller y su colección de esculturas modernistas.
Un magnífico ejemplo del modernismo mallorquín, con una importante colección de arte
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