Una simbiosis perfecta de olivares, naranjos, acantilados y el mar
La antigua posesión de Son Marroig va ligada a la herencia del Archiduque Lluís Salvador, que la adquirió en 1877. Situada en una llanura a más de 200 metros por encima del nivel del mar, se convirtió en un lugar emblemático del Parque de Miramar.
El visitante podrá disfrutar de la intimidad del pequeño jardín doméstico y, al mismo tiempo, admirar la inmensidad que se extiende entre las montañas, los acantilados y el mar.
El jardín se despliega en la parte trasera de la casa de los dueños campesinos, sombreada por una espaldera. Se puede transitar por los senderos que flanquean una lámina de agua donde nadan los peces de colores y los patos, reposar en un merendero todo construido de piedra y descubrir uno de los aljibes más monumentales de Mallorca. Un altísimo fasser establece el hito del jardín entre campos de olivos y bancales de naranjos.
Un caminito conduce al mirador: es un templete clásico todo construido con mármol de Carrara e inspirado en el de la Villa Palaviccini de Génova. Se levanta en el punto exacto donde Sa Foradada vigila sobre el azul intenso del mar, mostrando íntegramente la belleza salvaje por la que el Archiduque sintió una profunda admiración.
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