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  •  Barca tradicional

    La Mallorca de los mallorquines

    Para descubrir la verdadera esencia de la isla en invierno, ¡mézclate con los locales!

  •  Vistas al mar

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  •  Vistas al campo

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  •  Campanario iglesia

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  •  Vistas ciudad de Palma

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    Para descubrir la verdadera esencia de la isla en invierno, ¡mézclate con los locales!

Para descubrir la verdadera esencia de la isla en invierno, ¡mézclate con los locales!

Descubre la esencia de la Mallorca y visita los principales puntos de interés de la isla como un verdadero local. Echa un vistazo a nuestra ruta de viaje.


 Día 1: Ruta de buenas costumbres mediterráneas
Mecado OlivarLlonguets

Conocer Mallorca con todo detalle es un reto del que ni siquiera los propios mallorquines pueden presumir. Aunque todos son fieles amantes de su isla y son los primeros en lanzar con un suspiro de satisfacción ese dicho tradicional de “qué bien se vive en Mallorca”, los residentes en la isla están muy cómodos en sus rutinas y es bastante complicado sacarlos de ellas. 

Aquí una guía para saber qué ver y visitar la isla de Mallorca en dos días.

La verdad es que si uno prueba a vivir como ellos durante una escapada a la isla lo entederá a la perfección: las costumbres diarias de los mallorquines son una mezcla perfecta de trabajo, diversión, cultura, descanso, buena gastronomía y deporte. Con poco espacio para el estrés y con un sentido de las distancias que nada tiene que ver con las del resto del mundo, un mallorquín vive con la calma, incluso si habita en pleno centro de la capital.

Lo primero para comprender cómo es Mallorca y cómo son sus gentes es visitarla en invierno y dejar a un lado las prisas. Aquí no te llevarán a ninguna parte: lo más lejos que puedes llegar está a una distancia máxima de hora y media en coche.  De modo que ¡despacito y buena letra!

Remolonea todo lo que puedas en la cama (¡te lo has ganado!), levántate con una sonrisa y desayuna disfrutando de la brisa del mar en alguna terraza cerca de tu hotel o apartamento. Apaga el móvil, coge un libro o el periódico y dedícale tiempo al café. Ya que es tu primer día en la isla, no dejes de lanzarte a devorar una ensaimada. Si estás acompañado de los peques, les encantará. ¡Ah! Y hasta puedes darles el capricho de combinarla con un helado artesano: sí, en Mallorca se toman durante todo el año, incluso en invierno, y son deliciosos y muy, muy saludables.

En Palma podrás disfrutarlos a la manera tradicional, con los clásicos cuartos o cambiando el helado por chocolate caliente, en Can Joan de s'Aigo, una cafetería de toda la vida en pleno corazón del casco antiguo de la ciudad. Otros lugares típicos para desayunar en la capital son el Bar Bosch, las terrazas frente al mar del Molinar… Y, si prefieres fuera de la capital, no hay desayunos como los de Valldemossa, con su coca de patata artesanal bajo la silueta de la Real Cartuja donde vivió Chopin.

Qué ver y visitar en Palma de Mallorca.

Después de una buena inyección de azúcar, si tienen el día libre, los mallorquines son muy aficionados al deporte. En invierno lo habitual es reservar una pista de tenis, echar un partido de fútbol con los amigos, apuntarse a una clase de tabla de SUP o a un curso de vela. Hay escuelas náuticas excelentes en todos los puntos de la isla, pero son especialmente famosas la de Cala Nova, la del Club Náutico S'Arenal, la de Port de Pollença y las de Alcúdia (aquí es donde se encuentran precisamente los amantes del surf y el kitesurf en los días de más viento del invierno), Son Serra, el puerto de Portals…

El deporte al aire libre abre el apetito. Por eso, después de un poco de ejercicio siempre verás a un buen mallorquín dirigirse a alguna terraza, bar o taberna a tomar algo para reponer fuerzas. Si estás por la zona norte de la isla, el centro de Pollença o el casco antiguo amurallado de Alcúdia serán el refugio perfecto para un aperitivo. Y ya que vamos a pasar desapercibidos entre locales: una caña con unas olivas trencades son el clásico imprescindible.

Si estás en Palma, cualquiera de los mercados municipales, como el del Olivar o el de Santa Catalina, o directamente el gastronómico mercado de Sant Joan son buenas opciones para ese aperitivo y un buen punto de partida para luego hacer unas compras durante la tarde. Las calles más comerciales se concentran en el centro de la capital: Sant Miquel, Jaume III, Unió… Aunque también puedes coger el coche o el transporte público y visitar alguno de los grandes centros comerciales y outlets que hay en las afueras de la capital. Una alternativa muy socorrida entre los locales en los días de lluvia.

Pero, si en lugar de pasar el día en la ciudad has decidido quedarte en los pueblos de la llamada part forana, no dejes de pasarte por Inca, pues, además de con una increíble industria del calzado artesanal, cuenta con una amplia oferta en moda, decoración y complementos hechos en Mallorca. Para cenar, tanto en el centro de Inca como en los pueblos cercanos (Lloseta, Binissalem…) tendrás múltiples opciones, tanto de cocina tradicional como internacional o, directamente, haz una ruta de tapas y vinos en las bodegas de la zona.

Día 2: Serra de Tramuntana: Esporles, Valldemossa y Alaró
Cartoixa ValldemossaCarrer Valldemossa

Cuando un mallorquín tiene todo un día libre en invierno, especialmente los sábados o los domingos, una de las opciones de ocio más habituales es organizar una ruta de senderismo por algún pueblo de la Serra de Tramuntana. Los pequeños podrán disfrutar jugando al aire libre, sin el peligro de los coches, en plena naturaleza

Serra de Tramuntana: guía para visitarla.

Aunque las temperaturas no suelen ser extremas, en invierno en la Serra hace frío, así que sal convenientemente equipado: forro polar, pantalones y cazadora de montaña. Y no te olvides tampoco del calzado. Caminar por los bosques y senderos de la Tramuntana exige deportivas o botas montañeras con buen agarre.

Las zonas de excursión y picnic más recomendadas, tanto para familias con niños como para grupos de amigos, son las que se encuentran a poca distancia de Palma. Esporles es un buen ejemplo ya que, además de ser un pueblo lleno de vida los fines de semana, también es uno de los municipios con mejores rutas de senderismo para hacer en familia. Cuenta con áreas señalizadas de barbacoa, equipadas con mesas y zonas para hacer brasas con total seguridad y la única dificultad es lograr encontrar sitio. Madrugar es clave en estos casos.

Valldemossa es otra de las zonas naturales de la Serra por la cual discurren senderos aptos para toda la familia. El más frecuentado para ir con niños es el Camí de l'Arxiduc. Es una excursión circular de unas cuatro horas y media, pero no es necesario hacerla completa. Lo ideal, si vas con los pequeños, es dar la vuelta antes de llegar a la mitad, hacer un picnic con panades y cocas de verduras y regresar al centro de pueblo, donde acabarás de reponer fuerzas con un buen postre a base de la tradicional coca de patata y chocolate caliente o batido de almendras.

Los pueblos de Mallorca que debes visitar.

Si prefieres hacer la excursión y luego comer directamente en un restaurante al más puro estilo mallorquín, Alaró lo proporciona todo: la ruta de subida a su castillo es una de las más emblemáticas de Mallorca, no solo por la belleza de su paisaje y su patrimonio, sino porque, desde lo alto tendrás una de las mejores vistas aéreas del Pla de la isla y, al fondo, de la bahía de Palma. No te olvides la cámara porque los paisajes desde aquí son realmente espectaculares.

En la ruta al Castell d'Alaró, antes de iniciar la subida por el bosque, hay una zona donde aparcar los coches, junto al restaurante. Allí se come en grandes mesas compartidas, en un ambiente familiar y rústico, como si de una antigua possessió mallorquina se tratara, y el menú está compuesto por platos de toda la vida: caracoles, pa amb oli, lechona al horno, frito de matanzas, lomo con col… Pura gastronomía de invierno.

Día 3: Escapada a los mares del Sur
Cala SantanyíEs Caragol

Otro de los refugios de invierno de los mallorquines en sus días libres es el sur. Las playas del litoral que baña los municipios de Campos y Santanyí es el escenario ideal para pasar una jornada al aire libre y descubrier la auténtica belleza de las calas más vírgenes de la isla. Si has visitado esta zona en verano, cuando llegues allí en esta época del año te sorprenderás: las aguas del Mediterráneo están cristalinas, besan la arena de las playas en calma, totalmente vacías y, alrededor, todo está de un verde casi fluorescente.

Levántate temprano para aprovechar el día: recuerda que en invierno las horas de luz son escasas y que las mañanas son el mejor momento para descubrir la naturaleza en todo su esplendor. Si bajas al sur desde Palma, la ruta en coche te permitirá ver la campiña de Mallorca en todo su esplendor.

El plan que te proponemos te llevará directamente a la Colònia de Sant Jordi. Desde esta localidad marinera, uno de los grandes clásicos del veraneo entre los mallorquines, podrás iniciar la ruta de senderismo por las playas que se entrelazan hasta llegar al espectacular cabo de Les Salines. Allí en el extremo sur de la isla, al final del camino, encontrarás la recompensa a tu esfuerzo.

Para esta excursión no necesitas mucho equipamiento ya que el terreno es muy cómodo para caminar tranquilamente, incluso con deportivas urbanas. Irás siempre bordeando el mar, por un estrecho sendero que une las playas. En total, unos 19 km, si se cuenta ida y vuelta. Llena la mochila con una buena merienda típica a base de pan moreno, sobrasada, queso mahonés, camaiot… Y, para el postre, unos cremadillos de crema y de chocolate, que son uno de los grandes favoritos de los locales. Los encontrarás en cualquier horno de la isla a precios económicos.

Se trata de una ruta calificada de interés natural ya que recorrerás algunos de los puntos mejor conservados y protegidos de todo el litoral de Mallorca. Podrás ver la playa del Dolç, El Carbó, Cala Tugores y El Caragol, arenales a los que no se puede llegar de otra forma que no sea por estos senderos o bien por mar. También podrás disfrutar de la vegetación típicamente mediterránea lejos de toda civilización. Pasarás cerca de la finca de La Vall, propiedad de una de las familias históricas de Mallorca, la familia March, y en los islotes costeros apreciarás a lo lejos ruinas arquitectónicas y yacimientos de siglos pasados. Si miras al mar, al final de la ruta, desde el acantilado del faro de Les Salines podrás ver a lo lejos la silueta de la isla de Cabrera.

Si haces el recorrido con calma, volverás al caer el sol. La hora perfecta para disfrutar de una suculenta cena en la Colònia de Sant Jordi. A lo largo del paseo de la playa encontrarás varios restaurantes, algunos de cocina tradicional, otros de fusión internacional. En todos ofrecen menús interesantes, con diversidad de precios. Lo ideal es que, si llegas con tiempo, aproveches para probar alguna especialidad de la zona como un arroz caldoso o el infalible pa amb oli. Dado que estamos en tiempo de matanzas, es una buena oportunidad para conocer la gran variedad de productos del cerdo que se consumen en Mallorca, desde los embutidos clásicos al frito mallorquín.



Puntos de interés

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