El mallorquín Miquel Barceló es uno de los artistas plásticos con mayor proyección internacional
Las Islas Baleares han sido cuna de grandes artistas, entre los que Barceló, considerado uno de los grandes del neoexpresionismo español, ocupa un papel muy destacado.
Resulta imposible hablar de la gran belleza de las Islas Baleares sin hacer referencia a Miquel Barceló, un artista inquieto, versátil y genuino que ha sabido plasmar esta belleza en su personal universo, repleto de texturas y colores.
Nacido en Felanitx el 8 de enero de 1957, fue en su Mallorca natal donde experimentó por primera vez con el arte influenciado por la herencia artística de su madre, pintora paisajística, y donde aprendió a amar el mar Mediterráneo, una de sus principales fuentes de inspiración.
Fruto de sus viajes a Mali, la luz, el paisaje y la forma de vida del continente africano marcarían también inexorablemente la temática y técnica de sus obras. Así, hoy la obra de Barceló es tan rica como diversa en inspiración, técnica y formatos, cobrando relieve numerosos referentes culturales y reflexiones sobre su entorno personal e inquietudes literarias. Una prolífica carrera, que le merecería en 2003 el Premio Príncipe de Asturias de las Artes.
Con cientos de exposiciones alrededor del mundo en lugares tan prestigiosos como el Museo del Louvre o el Centro Pompidou de París, pero siempre con su querida Mallorca muy presente, en el año 2007 termina uno de sus proyectos de mayor envergadura: el mural cerámico sobre la multiplicación de los panes y los peces realizado en la Capilla de Sant Pere de la Catedral de Palma, una obra de visita imprescindible. Coincidiendo con su inauguración, Barceló es investido Doctor Honoris Causa por la Universitat de les Illes Balears.
Artistas tan dispares como Joan Miró, Paul Klee, Jackson Pollock, Velázquez o Rembrandt le llevaron a explorar el expresionismo abstracto norteamericano, la pintura barroca, el action painting o el arte conceptual entre otras muchas corrientes de las que Barceló aprendía incansable y que, sin duda, influenciaron la imaginación del artista neoexpresionista mallorquín.
Continuamente experimentando, algunas de sus obras más célebres evolucionan con el paso del tiempo, recorriendo a elementos orgánicos cuya descomposición formaba parte de su propio significado artístico o sometiendo sus pinturas a la reacción de la intemperie.
Hizo también grandes series de collages con cartones y papeles, que aplicaba después sobre tela, incidiendo en la temática animalista. Años más tarde, abriría otro capítulo relevante en su carrera a través de la ilustración de libros como La Divina Comedia de Dante o El libro del Océano de Enrique Juncosa, entre otros. La Cúpula de la Sala de Derechos Humanos de la sede de las Naciones Unidas en Ginebra, inaugurada en 2008, es también uno de sus trabajos más apreciados a nivel internacional que puedes visitar.
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